El público no perdona: la polémica de Lola Lolita y una crisis viral

Polémica Lola Lolita Bolso

Lola Lolita, se ha convertido en estos últimos años en una de las influencers más seguidas de la escena española. Sin embargo, recientemente ha vivido su semana más turbulenta. Lo que comenzó como una simple colaboración más dentro de 21 días entre millonarios, la exitosa serie de Youtube de Nil Ojeda, terminó desatando toda una tormenta en redes. El detonante de la polémica: un bolso de Dior, una actitud polémica y una audiencia que ya no tolera ciertos comportamientos.

Cuando el contenido deja de ser entretenimiento, se convierte en una crisis. En este post, analizaremos qué ha pasado realmente con Lola Lolita, cómo ha afectado su imagen, por qué no todo está perdido y qué lecciones pueden extraer otros creadores de contenido de este episodio. 

El epicentro de la polémica: un bolso de Dior y una reacción desmedida

El pasado domingo 8 de junio, en el episodio 18 del 21 días entre millonarios de Nil Ojeda, Lola Lolita apareció como invitada. Una serie de entretenimiento que trata de conocer de primera mano cómo viven los millonarios. El grupo formado por Nil, Misho, Leto y Soul (anteriormente Guanyar) disfrutan desde una posición privilegiada viviendo una experiencia llena de lujos. Sin embargo, todo parte de una premisa: Nil ofrece a los participantes un favor personal a cambio de que ellos no gasten nada durante su convivencia.

En el caso de Lola, se revirtió la situación, ya que quiso formar parte de la serie desde esa posición privilegiada y pidió a Nil, como favor, un bolso Saddle de Dior valorado en más de 4.000 euros. En un principio, Nil accedió a ello, pero durante el episodio optó por repartir el presupuesto también con Leto, su compañera de serie. Ante esta decisión, la respuesta de Lola dejó mucho que desear: “Hija de p*** ¿Me voy a quedar sin un Dior por darle un bolso a Leto? (…) Bro, no me hace ni p*** gracia”.

Pero no fue el único comportamiento polémico que tuvo Lola Lolita en el vídeo, ya que sus malas formas hacia un trabajador de una marca de relojes o los comentarios desafortunados a Leto o Soul durante el episodio fueron la gota que colmó el vaso. En cuestión de horas, el vídeo se viralizó y los comentarios negativos comenzaron a inundar sus redes sociales.

El impacto: pérdida de seguidores, crisis de reputación y reacción insuficiente

Las cifras hablan por sí solas. Entre el martes 10 y el viernes 13 de junio, Lola Lolita perdió más de 46.000 seguidores en Instagram y 200.000 en TikTok, según recoge ‘El Español’. Su imagen pública, hasta entonces asociada al entretenimiento juvenil y contenido de lifestyle, quedó manchada por una percepción no encajaba con la imagen que tenían de ella.

La respuesta no se hizo esperar. Al día siguiente de publicarse el vídeo de Nil, Lola Lolita posteó un vídeo en TikTok, pidiendo disculpas y donde se le veía afectada por lo ocurrido: “Por las formas y la actitud entiendo que genere hasta rechazo, es que me doy hasta asco a mí misma al verlo (…) Lo siento muchísimo, lo siento de corazón si en algún momento os habéis sentido decepcionados. Sabéis de sobra que no soy esa persona”. Al finalizar el vídeo aseguró que devolvería el bolso y recalcó en varias ocasiones que “todo era contenido”.

@lolalolita

Pido perdón de corazón si he podido ofender a alguien y espero que entendáis que todo está exagerado y que es contenido, os quiero ❤️

♬ sonido original - Lola Lolita🌸

Sin embargo, estas explicaciones no fueron suficientes. Esto se debe a que el vídeo de ‘disculpas’ se ha convertido en un mero trámite al que recurren de forma habitual los influencers. Ante este tipo de situaciones, los hechos son la única forma de dar la vuelta a esta situación. En una era donde los valores personales pesan tanto como el producto que se vende, pedir un simple perdón no es suficiente si no va acompañado de un gesto real de coherencia y humildad.

Un error irremediable? La otra cara del engagement

El retroceso en los números no siempre supone perder la posición que se mantenía. De hecho, el engagement de Lola ha aumentado, ya que la gente está pendiente de ver que publica en sus redes a raíz de este suceso. Esto puede ser un gran atractivo tanto para las marcas como para la propia Lola Lolita, quien, incluso, puede llegar a tener un mayor peso en sus campañas debido al aumento de su visibilidad.

Desde un punto de vista técnico, este tipo de crisis genera picos de interacciones, visualizaciones, compartidos y menciones. Todo esto, aunque no siempre positivo, posiciona mejor a la cuenta en el algoritmo al ser lo que más demandan los usuarios. Las marcas pueden encontrar aquí una oportunidad, pero siempre que se gestione bien y se enfoque de una manera que no contribuya a deteriorar la imagen de ambas partes.

Eso sí, esta no es una estrategia sostenible. Vivir del conflicto o del escándalo puede generar ingresos inmediatos, pero desgasta la marca personal. Lo que antes era una influencer cercana y aspiracional, corre el riesgo de convertirse en una figura distante y artificial si no redefine sus mensajes. Aprovechando estos sucesos para llenarse los bolsillos y dejar a un lado ese aspecto tan personal por el que destacaba. Un camino que Lola Lolita no ha elegido, siendo consciente de los riesgos y optando por esperar a que las aguas se calmen. De hecho, no ha frenado nada y este pasado 14 de junio llevó a cabo su particular evento Lola Lolita Land.

El marketing del perdón: por qué es tan difícil revertir una ‘funa’?

Ante una crisis de imagen pública como la de Lola Lolita, el público valora la honestidad, pero no quiere excusas, por lo que poder salir de este bucle es una tarea complicada. Lola acertó al reconocer que “le daba asco verse así”, pero perdió fuerza al insistir en que era “solo contenido” o admitir que todo se había potenciado por los “cortes en el vídeo que hicieron los editores”. Un contenido también comunica valores y no todo vale en internet, sobre todo, cuando estás en una posición con tanta influencia.

Todo esto tiene que ir acompañado de un cambio de conducta visible. Tal y como ha comunicado Lola, ha optado por devolver el bolso que recibió como regalo. Sin embargo, este gesto no debe ser el único si pretende recuperar, en gran medida, la imagen que tenía. Las palabras también deben corresponderse con actos y mostrar a la audiencia que todo lo ocurrido fue algo puntual, poniendo así en valor sus disculpas.

Tras ser ‘funados’, muchos optan por desaparecer por completo, pero es una decisión nada recomendable, ya que alimentaría aún más las críticas y este pensamiento perduraría. En su lugar, se sugiere mantener actividad moderada y no confrontativa, sobre todo, sin alimentar la polémica y construyendo contenido que consiga opacar la opinión generalizada.

Un mal paso puede llevarte al desfiladero

La polémica de Lola Lolita es un ejemplo más de cómo el contenido, la percepción y los valores están entrelazados. A día de hoy, ser influencer va mucho más allá de subir fotos bonitas o participar en colaboraciones llamativas. Implica tener criterio, responsabilidad emocional y una narrativa coherente, donde si se carece de ella, el público pierde esa representación que encontraba en esa figura.

En un entorno donde lo viral puede ser tanto constructivo como destructivo, cada palabra cuenta. Cada gesto, cada elección, puede reforzar o derribar años de trabajo. De esta manera, se debe tener cuidado en qué y cómo se comunica, ya que esto puede pesarte a lo largo de tu carrera

 
Comparte este contenido:

Relacionado

Ahora que sabes más de nosotros...

A lo mejor, te apetece contactar con nosotros, para tomar un café o quien sabe si pedirnos una propuesta creativa.